domingo, 17 de enero de 2010

EL CONTROL HORARIO DE LOS FUNCIONARIOS

EL EMPLEO EN LA FUNCIÓN PÚBLICA
El relajado control horario de los funcionarios gallegos
Muchos fichan, otros firman, pero la Administración pocas veces sanciona a sus trabajadores por faltas de puntualidad

El edificio administrativo de la Xunta en A Coruña alberga a cientos de funcionarios de distintas consellerías. La mayor parte entra por la misma puerta, pero nadie ficha. Cuando llegan a su puesto de trabajo firman en una hoja y estampan su hora de llegada. Igual al salir. Bajo su responsabilidad está poner la hora real de entrada y salida. Ninguna máquina da fe de ese parte. Un ejército de funcionarios se incorpora cada día a su puesto de trabajo con un sistema de control similar, singularmente en el ámbito educativo y en el sanitario, donde los trabajadores nunca vieron un sistema mecánico que controlara su horario. En realidad, en el Hospital A Coruña sí lo vieron. Fue hace casi 20 años. Pero pese a que el operativo se adquirió y llegó a ser instalado, nunca llegó a utilizarse: «Los cirujanos amenazaron con dejar a los pacientes abiertos a las tres de la tarde, cuando acabara su jornada laboral», explica un veterano trabajador del hospital.
En ningún centro hospitalario de Galicia, ni ambulatorio, se ficha. Ni en ningún colegio ni instituto. Los trabajos que requieren atención permanente se dan relevos por turnos y en los que no, como máximo se firma en un parte. La responsabilidad de que el trabajador cumpla su horario recae en el jefe del departamento.
Un proceso que se diluye
Con todo, el sistema de fichaje mecanizado con tarjeta es uno de los más extendidos. Y buena parte de los funcionarios de las consellerías lo utilizan a diario. Las incidencias que detecta, según la Consellería de Presidencia, se anotan diariamente y, una vez a la semana, se chequean con los justificantes aportados por los trabajadores. El resultado va a las secretarías xerais, que los remiten a los distintos departamentos.
Y es el jefe de ese departamento quien finalmente decide si hay motivo de sanción o no. ¿Resultado? se puede preguntar en cualquier ámbito de la Administración y no encontrar a nadie que recuerde una sanción o un expediente por faltas de puntualidad. Sin embargo, en todos son capaces de señalar casos de vulneración horaria que afectan a trabajadores concretos o a colectivos enteros, normalmente en los grupos más altos de la Administración: médicos, secretarios judiciales, jefes de departamento, magistrados, profesores universitarios, que han dejado de ver las ocho de la mañana como un número sagrado. Lo normal es encontrar la réplica de que ellos se ven obligados a ampliar por la cola esa jornada debido al inacabable volumen de trabajo: consultas atestadas, atasco judicial, presión investigadora... «Está claro que a Administración ten que modernizarse, pero non só no control, senón en que as horas de presenza sexan produtivas», dice Carme López, responsable de Función Pública en la CIG, recogiendo una opinión sindical común. La Xunta dice tener la intención de unificar el control de todos sus funcionarios de acuerdo con la Secretaría Xeral de Innovación Tecnolóxica. El Gobierno anterior también lo estudió y, en cuatro años, apenas hizo avances.

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